Propuestas y preocupaciones sobre
Pobreza juvenil
La juventud es un colectivo con bajo riesgo sanitario, pero alta vulnerabilidad socioeconómica. Antes de la crisis sanitaria, la juventud ya era el colectivo de edad con mayor riesgo de pobreza y exclusión social (más de un 33% en el último año). La emancipación por debajo de los 30 años se situaba en un 18%, la más baja desde 2002, y se hacía en condiciones precarias, teniendo que llegar a invertir de media el 94% de su salario en vivienda para emanciparse en solitario (datos del Observatorio de Emancipación del CJE diciembre 2019).
La precariedad laboral juvenil, en su mayoría con contratos temporales o que pueden extinguirse de forma rápida y sin apenas costes, hace que los empleos de personas jóvenes hayan sido los más destruidos durante la crisis sanitaria. Además, la juventud participaba laboralmente de sectores ampliamente afectados por la crisis, como son el comercio o la hostelería. Los primeros datos sobre el empleo durante el estado de alarma muestran una gran caída en la afiliación, protagonizada por el sector juvenil. Estos datos alertan de las consecuencias desalentadoras que vivirá próximamente la juventud, un colectivo que aún no se había recuperado de la crisis de 2008. Las consecuencias económicas y laborales afectarán enormemente a las personas jóvenes, situándonos en un escenario de desprotección vital contra el que es necesario actuar inmediatamente.

Ingreso mínimo vital
Dados los datos de pobreza, precariedad y emancipación entre las personas jóvenes se hace imprescindible que una propuesta de Ingreso Mínimo Vital contemple un capítulo específico para la juventud.
Esta medida permitirá reducir el porcentaje de pobreza que sufrimos; ser lo suficientemente competitivos como para rechazar ofertas laborales indignas, a veces por 300€ e incluso menos, haciendo que estas tiendan a desaparecer; facilitará que las personas jóvenes terminen sus estudios con las mayores facilidades y cualificaciones para introducirse en el mundo laboral y ayudará a la inserción social y laboral de cientos de miles de jóvenes.

Empleo
La precariedad laboral juvenil, en su mayoría con contratos temporales o que pueden extinguirse de forma rápida y sin apenas costes, hace que los contratos a personas jóvenes haya sido los más destruidos durante la crisis sanitaria. Además, la juventud participaba laboralmente de sectores ampliamente afectados por la crisis, como son el comercio o la hostelería. Los primeros datos sobre el empleo durante el estado de alarma muestran una gran caída en la afiliación joven. Las personas jóvenes no tenemos formación y conocimientos suficientes sobre funcionamiento del sistema laboral, empresas o derechos laborales. Muchas personas jóvenes son víctimas de decisiones unilaterales de las empresas (despidos sin carta de despido, adopción forzosa de vacaciones o de bajas voluntarias) y desconocen cómo proceder.

Personas trabajadoras autónomas
La precariedad laboral juvenil, en su mayoría con contratos temporales o que pueden extinguirse de forma rápida y sin apenas costes, hace que los contratos a personas jóvenes haya sido los más destruidos durante la crisis sanitaria. Además, la juventud participaba laboralmente de sectores ampliamente afectados por la crisis, como son el comercio o la hostelería. Los primeros datos sobre el empleo durante el estado de alarma muestran una gran caída en la afiliación joven. Las personas jóvenes no tenemos formación y conocimientos suficientes sobre funcionamiento del sistema laboral, empresas o derechos laborales. Muchas personas jóvenes son víctimas de decisiones unilaterales de las empresas (despidos sin carta de despido, adopción forzosa de vacaciones o de bajas voluntarias) y desconocen cómo proceder.

Vivienda
La precariedad laboral juvenil, en su mayoría con contratos temporales o que pueden extinguirse de forma rápida y sin apenas costes, hace que los contratos a personas jóvenes haya sido los más destruidos durante la crisis sanitaria. Además, la juventud participaba laboralmente de sectores ampliamente afectados por la crisis, como son el comercio o la hostelería. Los primeros datos sobre el empleo durante el estado de alarma muestran una gran caída en la afiliación joven. Las personas jóvenes no tenemos formación y conocimientos suficientes sobre funcionamiento del sistema laboral, empresas o derechos laborales. Muchas personas jóvenes son víctimas de decisiones unilaterales de las empresas (despidos sin carta de despido, adopción forzosa de vacaciones o de bajas voluntarias) y desconocen cómo proceder.
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